domingo, 29 de noviembre de 2009

De corderos y lechazos.



Como castellanoleonés me siento orgulloso de nuestro patrimonio, y especialmente del gastronómico. Una de las estrellas de nuestra gastronomía es el lechazo, que cuenta con su propia Indicación Geográfica Protegida, gestionada por un Consejo Regulador, que vela por la calidad de un producto de primera categoría.

Se entiende por lechazo la cría de oveja que todavía mama, utilizándose este término indistintamente para referirse a machos y hembras, y siempre que pertenezca a una de las siguientes razas: churra, castellana u ojalada. El peso vivo al momento del sacrificio ha de ser de 9 a 12 kilogramos, y su edad no superior a 35 días, no pudiendo haber recibido otra alimentación que la leche materna.

¿Y a qué viene todo esto? Hoy vengo de compartir comida con los amigos madrileños, en la localidad segoviana de Duruelo. Al llegar al chalet del anfitrión, lo primero que han dicho los madrileños ha sido, "¿Vamos a recoger el cordero?". Por Dios, a mi mente venía un gran pedazo de oveja con su grasa rancia amarillenta. Chicos, que estamos en Castilla y León, y aquí esto es casi una religión. No pidais cordero, no sea que os lo vayan a dar de verdad, y no podáis disfrutar de una de las mayores delicias de nuestra tierra, el lechazo.

Por cierto, el local donde estaba encargado el lechazo, es el Hotel Restaurante Langa, en Cerezo de Abajo. La calidad del producto francamente buena (aunque sin marchamo de calidad), igual que su elaboración. La tarta de hojaldre encargada para el postre igualmente excepcional. Sitio muy recomendable, al menos para llevar la comida de encargo.


Gran comida la que hemos disfrutado, regada con un Enate Reserva Cabernet Sauvignon 2002 (una botella nos salió defectuosa por presencia de acetato de etilo, aroma a pegamento) y con un buen magnum de Matarromera Crianza 2004. A los postres unos licores de Panizo, productor zamorano, comprados en Madrid.

Espero que al menos mis amigos a partir de ahora sepan distinguir un buen lechazo de Castillo y León, de un simple cordero anónimo.

2 comentarios:

Carlos Cueto 29 de noviembre de 2009, 19:32  
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Carlos Cueto 29 de noviembre de 2009, 19:35  

ME FALTABA INCLUIR EN MAYUSCULAS VIVA NUESTRA TIERRA (Castilla y León): Un buen lechazo, un buen vino y gente auténtica, de raza y orgullo, con denominación de origen... Como mi gran amigo Juan, que veo que nos vuelve por sus fueros y a lo mejor nos sorprende con toda una matanza en cuestión de semanas... GRACIAS Juan, en Duruelo sabes que tienes tu casa. En Madrid ya sé que es más complicado engancharte... Nos vemos pronto